Lo primero es entender las etapas del desarrollo cerebral:

 

Cuando nacemos nuestro cerebro no está 100% desarrollado. Las zonas que están desarrolladas al nacer son el cerebelo y tallo encefálico, estas áreas son las que hacen que tu guagua busque SOBREVIVIR. Lloran porque tienen hambre, sueño, porque sienten dolor, porque no se sienten seguros donde están y lloran buscando calmarse, buscando sobrevivir.

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A partir de los 18 meses empiezan a tomar protagonismo en el desarrollo del cerebro otras áreas como la Amígdala, que es la que procesa las emociones y el peligro. Así comienzan a sentir un montón de emociones como frustración (quiero hacer algo pero no me dejan), enojo, rabia, etc. Más aún cuando se sienten amenazados o vulnerables (solos). 

 

Pero a esta edad las neuronas inhibitorias todavía no están desarrolladas y son las que le permiten parar una conducta. O sea, siente → reacciona. 

 

 Entonces, cuando al niño le ponen un límite y le dicen que NO, él no puede inhibir la conducta y se FRUSTRA. Su amígdala se activa y tenemos un desborde emocional que le cuesta CALMAR.

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En esta etapa las respuestas a la dopamina, sistema de recompensa están super activos y esto significa que está aprendiendo dónde buscar contención y aprobación. Si para contener una pataleta o desborde emocional usamos comida o pantallas favorecemos estos hábitos y dificultan la posibilidad de autorregulación. 

 

Por otra parte la zona del cerebro que se encarga de regular las emociones, la zona Prefrontal madura de manera muchísimo más tarde, culmina su desarrollo entre los 25 y 30 AÑOS! 

 

Aprender a identificar una emoción y procesarla y responder a ella de manera sana y adecuada según el contexto es un proceso que lleva años.

 

Por eso un polluelo que está desbordado de emoción necesita que alguien le entregue las herramientas para entender qué le está pasando y qué opciones tiene para gestionar esa situación en el momento. Alguien que le preste corteza prefrontal y le ayude a gestionar su emoción.

 

¿Suena fácil?...

No….

Es que puede que nos cueste regular nuestras propias emociones, lo más probable es que lo hayan hecho poco o nada con nosotros durante nuestra infancia, en esa época no se conocía la evidencia científica que tenemos hoy. Es un desafío en la crianza… Pero un desafío donde aprendemos y sanamos todos.

 

En resumen…

 

Tenemos un cerebro con todo el potencial de sentir pero con pocas herramientas para entender, comunicar y regular. Las zonas del cerebro encargadas de regular la emoción no están ni cerca aún de madurar… Conclusión: ¡Las PATALETAS SON NORMALES!

 

Son parte del desarrollo pero OJO, la cantidad e intensidad que tengan va a depender de distintos factores.

 

Algunos que no dependen de ti, vienen de fábrica como el temperamento y otros son factores externos que sí podemos controlar como:

 

  • Rutinas y límites
  • Calidad y cantidad de horas de sueño
  • Alimentación
  • Actividad Física
  • Tiempo de Juego
  • Exposición a pantallas

 

Estos factores pueden ser nutrientes para el desarrollo cerebral y también pueden ser grandes enemigos del desarrollo de éste, más aún en etapas tempranas.

 

Así como una planta necesita tierra, sol y agua para crecer; el cerebro necesita vínculos sanos, descanso apropiado, nutrientes de calidad, movimiento y mucho juego. En base a estos “materiales” se van construyendo los cimientos del aprendizaje y el desarrollo cerebral. 

 

 

 

Entonces ¿Qué hacer para evitar los desbordes emocionales (pataletas)?

No los vas a poder evitar por completo, son una etapa necesaria en el desarrollo. Pero si puedes generar un ambiente donde tu pollo tenga más oportunidades de gestionar esas emociones ¿Cómo?

 

  1. Establecer rutinas, les da calma. Con tiempo y ayuda logran anticipar, así se preparan para los diferentes momentos del día. Esto los hace más autónomos y  les entrega estructura. La invitación es a respetar en lo posible las horas para dormir, comer y jugar. Y explicarles con palabras simples lo que va a pasar.

 

  1. Poner límites claros y respetarlos. Los límites son normas básicas de convivencia para su propia seguridad y la de su entorno. Si se acerca a la estufa, le decimos Ahí no! porque es peligroso y aunque se desborde emocionalmente, no quebrantamos el límite. 

 

  1. Entregar alimentos saludables: Prioriza los alimentos frescos ya que son los que tienen más biodisponibilidad de nutrientes, especialmente frutas y verduras. Evita los ultra procesados (alimentos con más de 5 ingredientes) o con azúcar refinada ya que inflaman el cerebro, estudios han demostrado que estos alimentos tienen relación directa con los desbordes emocionales. 

 

  1. Calidad y cantidad de Sueño: Es importante que los polluelos duerman las horas adecuadas a su edad y en ambientes que permitan un sueño reparador. 

 

Cuando dormimos se conecta la Amígdala y la Corteza Prefrontal, estos puentes van desarrollando la regulación emocional. Se ha demostrado que el sistema nervioso central se limpia durante el sueño de calidad, esto gracias al sistema glinfático. 

 

  1. Mínima o nula exposición a pantallas: Todas las pantallas alteran el desarrollo del cerebro en muchas áreas, incluyendo Corteza Prefrontal, Amígdala e Ínsula (encargada de modular los estímulos y sensaciones). 

 

No todas las pantallas afectan de la misma manera. Las interactivas tienen un impacto más dañino sobre el cerebro ya que generan altos niveles de dopamina que son los sistemas de recompensa que hablábamos al comienzo. Por eso los videojuegos o el celular son más nocivos que la televisión. Siendo que ambas afectan negativamente el desarrollo cerebral.

 

Te recordamos que la Organización Mundial de la Salud recomienda no exponer a pantallas a niños menores de 2 años.

 

  1. Actividad física de diferente intensidad: los polluelos desde que nacen hasta la etapa preescolar necesitan estar en continuo movimiento. De manera espontánea los niños intercalan actividades de mayor intensidad física (bailar, correr, saltar) con actividades de menor intensidad (construir, pintar, encestar). Todas las actividades motrices son experiencias que enriquecen el desarrollo del cerebro. 

 

El movimiento en todas sus formas va desarrollando el mapa cerebral que tienen de su propio cuerpo, potenciando su confianza y autoestima. El movimiento de intensidad moderada y alta aumenta la frecuencia cardiaca y con eso la oxigenación de los tejidos, incluida el cerebro. Así aumenta la disponibilidad de nutrientes y el funcionamiento cerebral. 

 

  1. Juego Libre: El juego libre es una manera natural de expresión. Aquí expresan sus emociones y resignifican sus experiencias. Esto es clave: todo lo que viven son estímulos para el cerebro y en el juego van incorporando e interpretando esas vivencias. El juego es la manera espontánea de interpretar la realidad y darle un significado coherente. Es imprescindible que los polluelos tengan diferentes experiencias de juego, solos y con pares, que desarrollen su motricidad gruesa y fina, pero sobre todo necesitan juego libre (sin instrucciones, que ellos mismos creen, sin que el adulto intervenga).

Es por esto que en Polluelo diseñamos juguetes sin instrucciones ni formas rígidas de jugar. Busca juguetes que sean simples (sin luces ni sonidos) que hagan que su cerebro se desarrolle de forma sana.

 

 

 

Todo esto es medicina preventiva para los desbordes emocionales, es invertir en el desarrollo neuronal de tu bebé. Estas herramientas serán las que en el futuro ayudarán a sobrellevar el estrés y canalizarlo de la manera correcta.

 

Carina Castro Fumero es especialista en el tema y nos invita a ver esta etapa como los MARAVILLOSOS 2 AÑOS porque es un momento que nunca se va a volver a repetir, en el que tenemos la posibilidad de enseñarle a nuestro bebé a gestionar correctamente el cortisol y la dopamina en su cerebro y a sobrellevar una emoción intensa, que es algo que nos pasará toda la vida. 

 

Cuando entendemos todo lo que está pasando en el cerebro nos podemos dar cuenta que los dos años lejos de ser terribles, son una etapa crítica de aprendizaje. Son una oportunidad única y corta para sentar las bases de cómo afrontar la vida. 

 

Tú puedes enseñarle a lidiar con sus emociones mirándolas con paciencia y aceptación. Recuerda que somos los adultos a cargo los que tenemos que prestarles Corteza Prefrontal para que puedan realmente mirar y reconocer esa emoción que están sintiendo.

 

 

Si logramos dar ese salto con ellos cada día tendrán un kit de herramientas para gestionar sus emociones, habrá menos pataletas y de menor intensidad. Además su cerebro podrá desarrollarse de una mejor manera.

 

Ten por seguro que seguirás viendo frutos cuando en la adolescencia y adultez tu hijo/a esté transitando por una emoción fuerte, verás cómo recurre a esas herramientas que tú le diste cuando era pequeño/a para regular su emoción.

 

Es un regalo que tú puedes darle a sus 2 años, que aplicará a lo largo de toda su vida.

 

En la siguiente entrada de Blog podrás aprender qué hacer cuando el llanto llegó:
puedes verla aqui

 

 

 

Bibliografía:

- Libro la Neurociencia del cuerpo de Nazaret Castellanos, 2022

- Podcast Spotify:  El Manual de Mamá / 50. Los Terribles 2 

Episodio que entrevistan a Carina Castro Fumero, Neuropsicóloga Pediátrica certificada por la Universidad de Harvard.

- Fotos 1 y 2  banco de imágenes pexels. Fotos 3, 4 y 5 Polluelo.

Comentarios

Pili donoso

Pili donoso dijo:

Son secas!!!!! La AMO (Pili donoso)

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